viernes, 17 de diciembre de 2010

(Recuerdos de Ayer)

Mi Gran Vía Madrileña

100 Años por descubrir y media vida para soñar (1910-2010)




Aunque viví gran parte de mi infancia en Galicia, concretamente en el Ferrol (del Caudillo) solía viajar a Madrid con mis padres y hermanos varias veces al año para visitar a mis abuelos, tíos y primos. Había nacido muy cerca de la Plaza de España, y por lo tanto de la Gran Vía madrileña, en la calle Ferraz, 3 (esquina a Rosales y frente al Cuartel de la Montaña).



Comienzo de la Gran Vía madrileña desde la calle Alcalá en 1970

Mi padre me regaló mi primera cámara de fotos cuando cumplí los diez años, y aunque ya había estado practicando con la Woiglander de mi madre allá por donde me movía, he de decir que desde entonces no me he separado de una máquina de fotos en los más de 50 años que llevo como aficionado a esta hermosa actividad. Solía pasear por la Gran Vía y retratar todo aquello que me parecía interesante, sobre todo detalles, edificios y personas. Y hoy, cuando se celebran 100 años de esta maravillosa avenida he querido aportar mi granito de arena publicando algunas fotos que todavía conservo desde hace casi medio siglo. Espero que os gusten.

El edificio Metrópolis y el edificio Grassy en la Gran Vía con la calle Alcalá en 1973

Todo el mundo sabe que la Gran Vía madrileña es una de las principales arterias de la capital de España. Comienza en la calle de Alcala, en el edificio Metrópolis, junto a la joyería Grassy que es el número 1, y termina en el número 80, junto a la Plaza de España. Ha sido desde siempre un importante logro para la capital de España, sobre todo desde su construcción a principios del siglo XX. En éste último aspecto la Gran Vía es famosa por sus cines, si bien en los últimos años algunos de ellos han cerrado y otros se han reconvertido con gran éxito en teatros donde se representan importantes espectáculos musicales, por lo que el tramo comprendido entre la Plaza de Callao y la Plaza de España se conoce como el Brodway madrileño. También el tramo comprendido entre la Red de San Luis y la Plaza de Callao alberga en la actualidad numerosas tiendas de cadenas internacionales dedicadas a moda textil y a la comida rápida.


El final de la Gran Vía con la Plaza de España en 1975


A lo largo de su historia, la Gran Vía ha tenido diversos nombres oficiales, y también otros populares. En un primer momento, su construcción se dividió en tres tramos, que fueron dedicados a sendos personajes relevantes de la época. La Avenida A se llamó calle Eduardo Dato; el Bulevar, avenida de Pi y Margall y la Avenida B, calle del Conde de Peñalver. Veinte años más tarde, antes de comenzar la Guerra Civil, en 1936, los dos primeros tramos pasaron a denominarse Avenida de la CNT (como diría mis amigos Tip y Col: Compañía Nacional Telefónica). Ya en tiempos de la Guerra, dichos tramos serían conocidos como Avenida de Rusia. Un año después este nombre volvería a cambiarse por el de Avenida de la Unión Soviética, colocándose una placa conmemorativa de piedra con los escudos de la II República y de la Unión Soviética, y un texto que decía "Homenaje de los amigos de la URSS". Durante este período también tuvo otros nombres populares como Avenida de los Obuses, la Zona del Bulevar, Avenida del Quince y Medio, en referencia a los proyectiles que el ejército franquista lanzaba sobre los pisos superiores del edificio de la Telefónica, que era usado como observatorio militar. En 1937 el tramo llamado Eduardo Dato recibió el nombre de Avenida de México.

Autobús con publicidad de los 100 Años de la Gran Vía de Madrid en 2010

Al finalizar la Guerra Civil en 1939, con la victoria franquista y su entrada en Madrid, la calle pasó a llamarse, desde el 24 de Abril, Avenida de José Antonio, en homenaje a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española. También se denominó de igual forma la estación de metro Gran Vía. Pese al nombre impuesto por el régimen, muchas personas continuaron llamándola Gran Vía madrileña. Cincuenta años más tarde, en 1861, durante la Transición Española, y siendo alcalde de Madrid el socialista Enrique Tierno Galván, el Ayuntamiento cambió el nombre de veintisiete calles, entre ellas el de la Avenida de José Antonio, que desde entonces se denomina simplemente Gran Vía.


La fuente de los Delfines en la esquina de la Gran Vía con Montera en 1979

Los edificios de la Gran Vía, al formar parte de un plan unitario, presentan todos ellos una altura similar y respetan el ancho de la calle. Sin embargo, al haber sido construidos a lo largo de casi medio siglo, muestran una obvia evolución en su arquitectura, desde los estilos historicistas del primer tramo hasta el funcionalismo de la zona cercana a la plaza de España.


Edificio clásico de la Gran Vía en 2010

Es indudable la importancia de la Gran Vía madrileña, ya que se ha convertido en uno de los sectores urbanos más relevantes, punto neurálgico dentro del mundo financiero y comercial de Madrid. Basta con darse un paseo por el último tramo de esta calle, el que comprende la Plaza del Callao y la Plaza de España, para darse cuenta de que este trozo de calle ofrece infinidad de comercios, bancos, oficinas, restaurantes, bares, etc., alineados a ambos lados de la Gran Vía, otorgando, por consiguiente, una imagen de prosperidad que se ve realzada por la majestuosidad de algunos edificios que todavía se mantienen en pie después de tantos años.


Imagen de la Gran Vía una mañana de primavera de 1994


El local que hoy ocupa la multinacional de comida rápida McDonald’s fue en su día la joyería Aleixandre, una de las tantas que existían inicialmente en la Gran Vía, un rincón de Madrid concebido para el lujo. El

primer tramo, el que comprende la calle Alcalá y la Red de San Luis, estuvo dedicado desde el principio al comercio de lujo, con tiendas de moda como Loewe (nº 8), Balenciaga, las joyerías Grassy (nº 1) y Sanz (nº 5), la camisería Samaral (nº 7), etc.,donde todavía perduran algunos establecimientos de prestigio como son Loewe, Grassy, el Museo Chicote, Sanz, etc. En cuanto a la tienda Samaral, a la que solía visitar

de vez en cuando

para contemplar sus escaparates e incluso comprar alguna que otra cosita,

decir que

no hace mucho que ha cerrado sus puertas al público. Que pena.



Primer desfile del Rey Juan Carlos I de España en un Rolls Royce por la Gran Vía, 1975

Samaral abrió en 1934 de la mano de José Pérez de Santa María Altisent (Sa-Mar-Al), padre de Fernando Pérez de Santa María, de 88 años, y de su nieto también Fernando Pérez de Santa María, de 60 años, que todavía llevan el negocio hasta la fecha. Hasta aquí llegaban personalidades y gente famosa de todos los rincones del mundo para comprar camisas y todo tipo de ropa, además de complementos y artículos de decoración. Entre los agraciados, además de un servidor,pasaron por esta tienda Marlene Dietrich, Fernando Fernán Gómez, Paco Rabal, Thomas Burberry, Gila, Ava Gardner, Charles Bronson, Anita Ekberg, Anthony Quinn, Elisabeth Taylor, El Cordobés, Camilo José Cela, y muchos más.




Desfile de los reyes de España por el último tramo de la Gran Vía, 1975

El segundo tramo que llega hasta Callao, y que es el más espacioso, es donde también se abrieron los primeros grandes almacenes Madrid-París, y posteriormente la Sociedad Española de Precios Únicos, SEPU (instalado en el nº 32 del edificio Madrid-París); el edificio de Telefónica (nº 28), la administración de Loterías del Estado, Doña Manolita (nº 31), y el Corte Inglés y Galerías Preciados (situadas en la plaza de Callao), entre otros.

En esta misma manzana se encontraba la iglesia de San Luis, que fue destruida durante la Guerra Civil debido a los bombardeos de la aviación franquista. En el templo había, entre otras, dos pinturas de Claudio Coello. También estaba aquí la casa por la que se pagó el precio más alto por su expropiación antes de las obras: 770.439 pesetas.



El rey Juan Carlos saludando a la gente en la Gran Vía en 1975

Años después, con el auge del turismo y la instalación de numerosos hoteles, se abrieron varios cafés, bares, salas de fiestas, cines y teatros, como el Palacio de la Música, el Palacio de la Prensa o el Cine Avenida. El tercer tramo, hasta la Plaza de España, también albergó espacios destinados al ocio, como cines, teatros, salas de fiestas, restaurantes y cafeterías, al igual que hoteles, librerías o tiendas de tejidos, y edificios completamente para oficinas.


Gran Vía con la plaza de Callao y la calle Preciados al fondo

Una mezcla de las más emblemáticas vías urbanas del mundo. La Gran Vía impresiona al aunar el espíritu de la Quinta Avenida de Nueva York, el ambiente del Covent Garden londinense, la esencia de los Campos Elíseos parisinos, o la romana Vía Venneto.



Monumento de estilo griego en lo alto de un edificio de la Gran Vía


También por esta calle madrileña ha pasado, entre otros, el famoso escritor Ernest Hemingway, aunque en aquel tiempo lo hiciera como periodista que cubrió la Guerra Civil española desde el edificio Telefónica, uno de los más emblemáticos que durante la contienda fue objetivo principal del bando Nacional, que albergó el centro de prensa extranjera y que hoy cuenta con una fachada que destila color y modernidad.



El edificio Metrópolis de noche en 1992 junto a la Gran Vía


Edificio de la compañía de seguros Metropolis en 1963


El edificio Telefónica en 1969 fue el primer rascacielos de España


Placa del Metro Gran Vía en 1965


La Gran Vía con la Torre de Madrid al fondo, en 2010


El edificio de Espasa Calpe, más conocido como la Casa del Libro, en 2010


Uno de los edificios neoclásico en la Gran Vía cerca de la Plaza de España, en 2010


La periodista y escritora Elisabeth Norell Pejner en el Museo Chicote, en 2010

Con el paso de los años, una gran lista de nombres ha otorgado a esta vía la fama que ahora disfruta. Artistas, políticos, personajes de la vida social madrileña... han desfilado y paseado por la Gran Vía, pero sobre todo lo han hecho por el bar/coctelería Chicote, entre los que se encuentran Saint-Exupéry (autor de El Principito), la actriz americana Ava Gardner, el presidente de los Estados Unidos Eisenhower, el inventor Alexander Fleming (padre de la penicilina), la actriz italiana Sofia Loren (que salió muy enfadada después de que Perico Chicote, por entonces dueño del bar, no quisiera regalarle una de las miles de botellas que el empresario atesoraba allí), o más recientemente la estrella del Pop, Lady Gaga, pasando por Almódovar o Amenábar.



El Museo Chicote en el número 12 de la Gran Vía



Antigua joyería Aleixandre, en la esquina de Gran Vía con Montera, hoy un McDonald´s más

El edificio Metrópolis por la noche en 2010, antigua sede de La Unión y el Fénix


Vista del edificio de Telefónica en 2010

Cruce de Gran Vía con Alcalá desde la terraza del Círculo de Bellas Artes, en 2010




No hay comentarios:

Publicar un comentario