lunes, 18 de enero de 2010

(NOTICIAS VIAJERAS)

VIAJE AL TRASPASADO CORAZÓN DEL MUNDO

Rebuscando Eldorado


Autores: Francisco y Juan Carlos de la Cal Ovejero
Fotografías de José F. Ferrer
Editorial Manuscritos, 2009.

Hace casi 500 años el extremeño Francisco de Orellana recorrió por primera vez el río más largo y caudaloso del mundo, al que bautizó como Amazonas. El relato de aquel viaje en busca de un Eldorado imaginario supuso el principio de una conquista inacabada que, en pleno siglo XXI, cobra hoy tintes más dramáticos si cabe. Petroleros, madereros, terratenientes y todo tipo de especuladores continúan esquilmando la mayor selva tropical del planeta a un ritmo imparable.
Un equipo de periodistas volvieron a hacer el recorrido del descubridor para contar, en este libro biodiverso, los problemas que la asolan en la era del cambio climático dando voz, entre otros, a unos personajes irrepetibles en peligro de extinción: los indios. Así es el viaje al traspasado corazón del mundo...
“VIAJE AL TRASPASADO CORAZÓN DEL MUNDO” es la bitácora pormenorizada de la expedición realizada por tres periodistas españoles sobre el mismo itinerario 465 años después. Las primeras impresiones del viaje fueron publicadas en forma de una serie de reportajes en el diario EL MUNDO. Pero la parquedad periodística trajo la necesidad de plasmar en este libro la situación actual del mayor ecosistema del mundo, y de cuya progresiva destrucción los reporteros fueron testigos.
La próxima celebración, en 2011, del Año Orellana, para conmemorar el 500 aniversario del nacimiento del explorador trujillano, ofrece una oportunidad singular para reivindicar la figura de este descubridor a quién la Historia ha condenado a vivir a la sombra del apellido Pizarro. Sin embargo, la importancia de su descubrimiento cobra aún más valor en esta era del cambio climático, donde la consciencia medioambiental gana enteros cada día. La cuenca amazónica contiene la quinta parte del agua dulce del mundo, la biodiversidad más grande del planeta y las últimas tribus aisladas de seres humanos. Y el
primer extranjero que vio todo eso y pudo contarlo fue un español.
Con la búsqueda del mítico Eldorado como trasfondo simbólico, las páginas del libro van recorriendo los diferentes eldorados en los que se ha desglosado el mito original: el negro del petróleo, con sus pueblos del cáncer y tentáculos de hierro roturando florestas virginales, matando ríos, provocando la mayor desestructuración que imaginarse pueda; el de la madera, con sus campamentos esclavistas donde se talan los bosques, en cruenta y anónima guerra con los
últimos pueblos desnudos. Eldorado de la soja, por medio del cual países empobrecidos pretenden asentar su futuro a costa de acabar con este punto vital del planeta. Y aún otros aledaños, como la biopirateria, el narcotráfico y todo un resto de agresiones sin fin.
A modo de lazarillo se utiliza, en saltos retrospectivos, el libro – por desgracia
bastante desconocido – del dominico trujillano Gaspar de Carvajal “El Descubrimiento del Río de las Amazonas”, que es la crónica de aquel periplo de Orellana. Alternando pasado y presente, a través de incesantes pequeños reportajes que se suceden como el río de la vida, van desfilando gran número de personajes y situaciones que pretenden bosquejar el fresco de una conquista que jamás termina, o que se cierra sobre sí misma como una cola de pescado.

APORTACIONES CULTURALES

A menudo la Historia es interpretada como una cuestión de buenos y malos, y la
Conquista de América ha sido especialmente estigmatizada de este modo, negando a aquellos esforzados batalladores del siglo XVI el mérito que les corresponde por haber realizado descomunales gestas, equiparables, cuanto menos, a las más renombradas del devenir de nuestra especie.
El relato de Gaspar de Carvajal, el cura cronista a quienes las amazonas
destriparon un ojo, puede ser a la vez Ilíada y Odisea, donde un capitán Francisco de Orellana se aparece constituido en especie de Ulises, el cual, con sus amigos a bordo de la nave que construyen, debe sortear innumerables peligros, tras diecisiete años de guerras con escaso beneficio en el Continente Perdido. Arquetipo de viaje donde los haya, el de Orellana resulta una edición histórica de los Argonautas en busca del vellocino de oro.
En esta versión siglo XXI, se da a conocer cual ha sido el destino de aquellos
pueblos y lugares retratados en la vieja crónica, intentando enlazar pasado con presente, abordando cuestiones como el encuentro con las belicosas mujeres guerreros o la recurrencia de los problemas que se produjeron cuando el encuentro de los mundos, extinciones en masa por viruela y enfermedades de blancos, además de consignar resistencias ante el embate de gigantescos intereses y todopoderosas multinacionales que hoy se reparten el queso mundial.

PERSONAJES Y BIODIVERSIDAD DE LA OBRA

La mayoría de personajes que aquí desfilan representan a la floresta amazónica, que se desdobla fugaz e infinitamente en variados protagonistas que al final son uno sólo: la propia selva, amenazada de muerte en las lavanderas mártires que absorben con sus úteros los residuos del petróleo, en los pálidos indios corriendo por la selva para escapar de la civilización o en los habitantes del Valle del Javarí, recién asimilados, que se extinguen contaminados por las enfermedades, como al comienzo de la Conquista.
El contenido de este libro es biodiverso, pues apenas mediante esta cualidad es posible asimilar hechos como el que, en un mismo perímetro, se encuentren centros como el del doctor Patarroyo, donde con avanzada tecnología se lucha por hallar la panacea de la vacuna universal, empezando por la de la malaria; y cerca, en la selva o algún suburbio, pallozas nativas en las que viejos chamanes atienden regularmente a sus feligreses con sus plantas de poder.
Si fieras son las parcas que asaetean cabeza, tallo y cola de la gran anaconda
líquida, tampoco faltan modernos guerreros que la defiendan, algunas de cuyas luchas quedan aquí plasmadas. Misioneros que dan su vida por los indios silvestres; los gladiadores que desafían a la Texaco en el mayor juicio ecologista de la historia; los sin tierra del mundo de la soja... Incluso los indios que se suicidan ritualmente bebiendo pesticidas, para mostrar su enojo con el hombre blanco, exponen que en todos los lugares hay focos de resistencia.
Quedan también consignados otros eldorado exentos de connotaciones negativas, como el legado de la medicina tradicional o el potencial de la selva virgen, reflejado en el esfuerzo de científicos por extraer de la inmensa farmacia amazónica remedios para los males de la humanidad. O, por último, la desbordante alegría que brilla como precioso rubí bajo la mugrienta capa de los barrios de Iquitos...









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