viernes, 6 de marzo de 2009

(Relatos de un Aventurero del siglo XX y XXI)

En la Roca Sagrada de Australia

Cuando aterricé en Sydney, después de 12 horas de vuelo con la compañía JAL, procedente del Tokio, lo primero que deseaba era des­cansar para proseguir después mi viaje al interior de ese vasto territorio que es el continente australiano. Una vez que satisfice mis deseos, alqui­lé un vehículo todo terreno para desplazarme por el desierto del centro de Australia hasta llegar a mi meta, la roca sagrada de los aborígenes australianos, también co­nocida como Ayers Rock.

Tras varios días conduciendo por todo tipo de caminos, al final llego a la ciudad de Alice Springs, situada a tan sólo 450 km. de Ayers Rock, un lugar con el que desde hacía muchos años había estado soñando. Deseaba contemplar y fotografiar esta inmensa roca mágica que según decía la gente que era ca­paz de cambiar de color de acuer­do con el sol y las nubes.



Uluru es el nombre con el que los nativos de Australia, es decir los aborígenes, lla­man a esta gran piedra roja, que im­pone por sus dimensiones ya que mide unos tres kilómetros de diámetro por casi 10 de circunferencia. Todo un venerable bloque de gres rojizo cuya edad, según los geólogos, se estima en más de 700 mi­llones de años, y que se descubrió oficialmente en 1872 por Giles y Gorre, dandole el nombre del Gobernador de Australia Meridional: Henry Ayers. La tribu indígena de los Arandas siempre tuvo a Uluru como zona sagrada, y ocupó un lugar pre­dominante en la mitología abo­rigen hasta nuestros días.




En las cercanías de Ayers Rock se encuentran infinidad de cue­vas con pinturas rupestres, que ac­tualmente están cerradas al público, por lo que lo más que les está permitido a los viajeros que hasta aquí se acercan es dar la vuelta a la "gran roca" teniendo cuidado con evitar las reservas aborígenes. Conviene recordar que no está permitido acampar en las cercanías de Ayers Rock pues se trata de un Parque Nacional, y los Rangers vigilan esa zona,. Esto hace que se proteja la vida de los propios abo­rígenes y de la fauna y flora de ese inmenso paraíso australiano. Hablando con los aborígenes me decían que piensan que ha sido creado por sus antepa­sados, por lo no les queda más remedio que contemplarla y conservarla para generaciones futuras.



Para quien no haya pisado aún esta gran isla que es Australia diré que está dividida en 7 regiones de gran interés, sin embargo, posiblemente sea la parte de los Territorios del Norte la más bonita a la hora de conocer a fondo sus orígenes y naturaleza salvaje. Se trata de un vasto territorio de forma rectangular con 1.361.971 kilómetros cuadrados y está habitado tan sólo por 140.000 personas. La capital de los Territorios del Norte es Darwin, así como la puerta de entrada a este paraíso natural, en donde grandes zonas y reservas nacionales son terrenos de los aborígenes.



El parque más grande y famoso es Kakadú, de renombre internacional, situado al sureste de esa ciudad, que ofrece una extensión de 20.000 kilómetros cuadrados y se encuentra surcada por decenas de ríos y tapizada de eucaliptos. Aquí, en esta especie de jungla selvática viven infinidad de aves, mamíferos y reptiles, entre los que se encuentran cocodrilos, coalas y canguros. Destacan también sus pinturas rupestres y cascadas, como Jim Jim Falls y Twin Falls, aunque esta última es solo accesible tras nadas 45 minutos por un río. Más al sur, se pueden visitar pequeños parques como Litchfield, Catherine Gorge, Nitmiluk y Devils Marbles, hasta llegar a Alice Springs, capital del llamado “Centro Rojo” desierto dominado por las arenas rojizas. Circundando la ciudad hay diversos parques nacionales y reservas interesantes donde pude contemplar la más representativa fauna del desierto australiano.



Desde Alice Springs, me dirigí a Kings Canyon, el Gran Cañón del suroeste del país, con vistas espectaculares a lugares como la Ciudad Perdida o el Jardín del Edén. Y, para finalizar mi aventura Australia, y en concreto por Ayers Rock, declarado Parque Nacional de Uluru, y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, regrese a la hermosa ciudad de Sydney, no sin antes volver a adentrarme en el territorio aborigen para aprender algo más de esa maravillosa gente.


También os diré que el nombre de este Parque Nacional viene dado por dos formaciones rocosas que destacan en medio de su llanura desértica: Kata Tjuta, conocido como Monte Olga, de 546 metros, y que es una montaña con bellas formaciones entre las que sobresale el Valle de los Vientos -lugar idóneo para observar algunos de los atardeceres y amaneceres más bellos de la Tierra- , y Uluru, el mayor monolito del Planeta, con 340 metros de altura y 8 kilómetros de perímetro. Esta roca sagrada para los aborígenes es también el símbolo de Australia.

Rafael Calvete ©

Publicado por RACADE el 25 de febrero de 2009 0 Comentarios


















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